miércoles, 2 de septiembre de 2009

Hindustan zindabad!

He incluido mi primer álbum de fotos (a la derecha de la página, membrillo!) con algunos ejemplos de todo lo que he visto en mi viaje a la India. Todo el mundo me pregunta que me ha parecido el país y mi respuesta es bastante clara: es una bonita cloaca, es decir, la miseria y la suciedad están por todas partes, pero entre todo esto hay maravillosos templos, espectaculares fuertes, sorprendentes bazares, ciudades encantadas,...

No puedo sino recomendar el viaje, pero lo que si que no puedo es asegurar que vaya a gustar. Hay tanta pobreza, tanta gente y sobre todo (y lo que más me sorprendió a mi) tanta suciedad, que a más de uno le puede echar atrás nada más salir de la terminal del aeropuerto.

Pensaba que el país se estaba desarrollando a pasos de gigante pero supongo que será las regiones del sur o en Mumbai donde todo el tema de Software da empleo a millones de personas y que por desgracia no tuve tiempo para visitar. Desde luego el Noroeste no se puede decir que sea una región prospera, sino más bien todo lo contrario. Y personalmente creo que esto no tiene solución. Es insostenible el crecimiento demográfico del país (4 o 5 hijos por familia), y si a día de hoy no hay ni comida ni asistencia sanitaria para tantos no quiero ni pensar lo que va a ocurrir en unas pocas decenas de años. Espero que el gobierno pueda concienciar a la población y, sobre todo, educarla del gravísimo problema al que se enfrentan, pero sinceramente lo veo difícil. Todo esto me ha pasado por intentar comparar los dos países más poblados del mundo, China y la India. Está claro que no tienen nada que ver. Creo que China se ha desarrollado con mucho más criterio, pero posiblemente sea consecuencia de su régimen político dictatorial (igual es la única manera de “concienciar” a tantísima gente).

En cualquier caso como experiencia es excepcional. Cada día es una aventura y en cualquier momento te sucede algo sorprendente: ves a 8 personas sobre una moto, te atacan los monos, pasa un tren diesel del siglo pasado provocando un nubarrón negro a su paso, montas en rickshaw jugándote la vida por el tráfico, pruebas alguna especialidad tandoori masala ultrapicante, muertos flotando por el Ganges, ver el amanecer en las dunas del Desierto del Thar, la luna llena iluminando el Taj Majal, viajar en tren nocturno, las impresionantes cumbres del Himalaya, la gente y sus miradas penetrantes,...

En mi opinión todo esto hace que el viaje al Indostán merezca la pena, pero es mejor no tener ideas preconcebidas antes de ir y simplemente dejarse llevar. Ir a la aventura por el país solo debe hacerse si realmente se dispone de mucho tiempo porque allí cualquier desplazamiento es una aventura (250km por carretera pueden llegar a hacerse en 12 horas), la gente no es especialmente amable (no existen las normas de cortesía más elementales) y la comida puede ser dinamita para el estomago.

No sé si volveré algún día a visitar el resto del país, pero desde luego lo intentaré, aunque lo que es seguro es que mis próximas vacaciones me tocan en un lugar donde la comida no haga que tenga que llevar mi estómago metido en una mochila.

Namaste

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