Por el camino paramos a por provisiones en un pueblo que se llama Bellingham que estaba bien. Dicen que es uno de los pueblos más ecológicos de América y por lo visto separan las basuras en 7 contenedores distintos. Deben de tener unas cocinas muy grandes porque en mi casa de NY si meto un cubo de la basura más en la cocina, tenemos que dormir en el pasillo.
Panorámica del frente marítimo con los
Bueno, tras pasar por la frontera y dar las explicaciones de rigor nos plantamos en Vancouver a medio día. Bocata y a la carga. Vaya palizón nos hemos dado. De hecho con Vancouver nos ha pasado justo lo contrario que con Seattle. Nos ha dado más de lo que nos esperábamos. Muy bonita y muy recomendable su visita.
Panorámica 360º
Tal vez sea porque hace nada que celebraron los Juegos Olímpicos de invierno e igual invirtieron mucho en la ciudad. De hecho me he quedado con volver en invierno después de leer tanto acerca de Whistle Backcomb. Tiene que ser increíble poder esquiar y casi llegar hasta el mar con las tablas puestas.
El frente marítimo a ambos lados de la península donde se situa la ciudad son muy bonitos. Un lado es mucho más moderno, con impresionantes rascacielos y el otro más residencial con la bahía que permite tener multitud de playas donde se acumulan los locales para ponerse morenos y bañarse en los días más soleados de verano a 25ºC. El clima es muy bueno. Por la noche hay que ponerse una chupa porque hace rasquilla.
El centro de la ciudad tiene muchos contrastes. Tan pronto estas en una calle superlujosa, como en una calle oscura llena de homeless. Lo de los homeless en este país merece un capítulo aparte. Es impresionante el número que hay. Algo no funciona bien en EEUU.
También cogimos el autobús que da la vuelta al Parque Stanley. No se porque lo llaman parque y no “jungla”. Es impenetrable. Si no llega a ser por las carreteras sería imposible atravesarlo. Tiene incluso varias secuoyas inmensas.
También cogimos el barquito a lo largo de la Bahía (Fail Creek), y nos dimos una vuelta por el Mercado Central. Ambas cosas son también muy recomendables.
Y para acabar el día, puesta de sol con los lugareños desde la playa, cenita en un Thai, y a dormir. Mañana de vuelta a los EEUU. A la Península Olímpica del estado de Washington, donde han rodado las últimas películas de vampiros que tanto gustan a los adolescentes exaltados. Y a mi novia. Lo cual me da que pensar.
K
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