Salimos a las 6am en punto porque tenemos que llegar al lado Norte (North Rim) del Gran Cañon con hora.
Paso por la famosa Hoover Dam
A la 1,20pm tenemos reservado el paseo en helicóptero. En principio teníamos la reserva para ver el atardecer desde el aire, pero una semana antes de empezar nuestro viaje, al comprobar si todo estaba en orden, me di cuenta de que nuestro hotel está en el Gran Cañon si, pero en el lado Sur (South Rim). Y os preguntareís, bueno, no será para tanto. Pues lo cierto es que los lados Norte y Sur están físicamente al lado, solo a 10 millas (16km) en línea recta, pero…por carretera hay que recorrer 380km para llegar de un punto a otro. He aquí la razón por la que cambiamos el helicóptero a una hora más razonable para luego seguir hasta al otro lado. Es una pena que en el lado Norte no tengamos opción de coger un helicóptero, y la experiencia merece meterse la paliza.
Vistas desde el helicóptero
Bueno, tras 5 horas conduciendo llegamos al aeropuerto del Gran Cañón y nos dieron los 30 minutos de paseo en helicóptero. Esto es algo que hay que hacer sí o sí. Como yo ya lo había hecho hace 6 años tampoco me sorprendio tanto, pero mi novia estaba alucinando. Sorprende ver que el Cañon del Colorado no está en medio de un desierto. Está en medio de un pinar muy frondoso, y al sobrevolar en helicóptero se aprecia lo que ha hecho el río al cabo de cientos de miles de años. El entorno es una meseta inmensa, donde de repente aparece un cortado de 16km de ancho y unos cuantos cientos de kilómetros de largo. Es como si alguien hubiese cogido un cuchillo “Ginsu” y en vez de cortar un náutico, cortase una meseta por la mitad para que un rio pueda pasar al otro lado. Es-pec-ta-cu-lar.
South Rim
Después del paseíto aéreo, seguimos por la carretera que recorre el lado norte del gran cañón haciendo paradas en los puntos con mejores vistas: Yavapai Pint, Navajo Point,…y tras un buen bocata volvemos a la carretera que discurre a lo largo del cañon hasta que llegamos, unos 200km más allá, a un punto donde podemos cruzar el río Colorado (en el Glen Canyon, con puentes espectaculares por cierto) y volver hacia atrás pero esta vez por la otra orilla.
Nuestro alojamiento en el North Rim
Por desgracia por el camino un coche que nos cruzamos le ha hecho una “brecha” en el cristal delantero del coche. El killer está herido, y la grieta se expande muy rápido, por lo que he llamado al alquiler al llegar al destino. He tenido que meterme dos tenedores en las orejas, y chupar con la lengua una torre de alta tensión para conseguir una barrita de cobertura y poder llamar. Aquí no hay NADA a unos 300km a la redonda. Total, que dentro de dos días, cuando salgamos de aquí tenemos que hacerme unas 100 millas más para llegar a Flagstaff y cambiar el coche. No hay otra solución. Así que dentro de dos días toca otro supermadrugon. Too old for this shit.
Atardecer en el North Rim
Por cierto, el “lodge” donde nos alojamos es el hotel más caro de todo nuestro viaje pero os aseguro que merece la pena. Está justo sobre el borde del cañón, y las habitaciones son cabañas totalmente equipadas. Todo es de madera, bien construido y con mucho criterio. El edificio principal, sus miradores y su restaurante son perfectos. Muy recomendable. El único problema es que lo de los helicópteros pilla muy lejos. Pero si no se pilla un helicóptero, el camino desde las Vegas es más corto pero igual de chulo.
El famoso tripode
AL día siguiente nos levantamos un poquito más tarde. Por fin. Por la mañana nos dimos un par de excursiones que aparecen en el mapa, y nos pasamos toda la tarde recorriendo los laterales del hotel junto a los acantilados, haciendo unas mil fotos. El atardecer en el Gran Cañón es otra de las cosas imprescindibles. Los colores de las diferentes capas de roca y sedimentos se resaltan mucho con la luz del atardecer y las fotos quedan muy bien. Otra vez insisto en lo del trípode. Muy necesario.
Por la noche hemos pillado Luna Nueva por lo que no se puede apreciar el cañon, de hecho casi no te ves ni los pies, y llegar a la cabaña es complicado. Con la luz del móvil. A cambio, hemos podido ver el cielo más estrellado que creo que he visto en mi vida. De hecho se parecía la Vía Láctea perfectamente. Como una nube de estrellas alineadas, y hay tantas, que no he podido ni distinguir las constelaciones. Además si se tiene suerte como nosotros, al conducir el coche te encuentras incluso con una manada de bisontes cruzando la carretera. Da bastante impresión.
Son las 10pm. Nos vamos a dormir. Mañana a las 4,30 en pie. A cambiar el coche, si es que el cristal no nos sale volando por el camino.
K
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